thelema en español

Elaborando el artículo anterior (http://thelemita.blogspot.com/2010/06/el-tiempo-es-la-punta-del-triangulo.html) me di cuenta que había llegado a una realización bastante obvia, no sólo sobre la metafísica tradicional, sino sobre un elemento clave del espíritu de occidente y sobre Thelema. En el artículo de "el tiempo es la punta del trángulo entre cuerpo y alma" argumentaba que la oposición entre materia y sustancia o cuerpo y alma, se necesitaba de un tercer elemento, que algo había que servía de principio rector. El argumento, en su forma resumida, sería el siguiente:
- El cuerpo es lo que todos tenemos en común, el alma es lo que es diferente a cada quien.

-Lo que corresponde a la Naturaleza tiene por signo característico el movimiento o el cambio. Lo cual implica tiempo. Lo que corresponde a lo superior, o al espíritu o alma, igualmente implica tiempo en el sentido que el modo como vivimos la vida depende del hecho absoluto de que tenemos un tiempo limitado.

- Por lo tanto el tiempo existe como algo fundamental, es decir, algo que tienen los dos en común y que los unen. Algo que, sin lo cual, nos llevaría a pensar que no guardan ninguna relación entre sí, dado que cuerpo y alma son tan diferentes. Eso nos llevaría a un dualismo exagerado donde no podríamos explicar cómo es que el alma que corresponde a lo inmaterial podría existir dentro de la materia.

¿Cuál es la característica del tiempo? El fluir, el movimiento o cambio. El tiempo es todo menos estático. Ahora bien, según la filosofía cristiana ¿qué une el alma al cuerpo? Dios, que es estático, que es todo menos movimiento o cambio.

El cristianismo nunca pudo asociar tiempo con dios por el argumento siguiente: "Aquello que cambia lo hace para algo, si Dios cambia sería porque algo le falta por hacer, algo le falta para llegar a ser perfecto y por ende Dios".

Ahora veamos esa discusión filosófica en términos prácticos: Desde el cristianismo occidente estaba gobernada por dos cabezas, los reyes y el Papa. Los reyes se ocupaban del poder terrenal, de lo que cambia constantemente, de la materia. El papa se ocupaba de lo celestial, de lo eterno e inamovible. Era natural que surgieran fricciones entre ambos, ¿cómo pueden convivir dos principios contradictorios entre sí si no poseen un principio superior?

Para eso estaba el emperador. La función del emperador no era la de ser el reye de todos los reyes, como el presidente es la fuerza por encima de la fuerza de los estados. El emperador era la punta del triángulo, era un movimiento fijado en las estrellas, en lo que se mueve eterno. El emperador venía a representar el tiempo.

Una vez debilitado el emperador los papas se adueñaron de todo, e invariablemente, el poder terrenal compitió contra el celestial y finalmente ganó, en la revolución francesa. La modernidas se forma deforme desde el principio, carente de una comprensión del tiempo.

Eso no ocurría con los pueblos tradicionales pre-cristianos. Ellos sabían que todo cambiaba. Tenían a sus dioses, a sus mitos y a sus reyes. Sin embargo, estaban concientes que, por encima incluso de los dioses estaba el tiempo. El tiempo era cíclico y sagrado, es decir, podía repetirse infinidad de veces.

Fue el cristianismo quien negó al tiempo. ¿Una prueba de esto? Saturno, dios del tiempo, conforme el cristianismo ganaba terreno, se iba representando de forma cada vez más vieja, hasta ser una calavera, que todos conocemos como el ángel de la muerte. Pasó de un poderoso dios que comía a sus hijos para re-crear al cosmos, a una esqueleto con una hoz y un reloj de arena. Esa es la mejor prueba que se me ocurre del miedo y la incomprensión del tiempo.

En oriente el tiempo es el tao. Se le conoce, se le cultiva y se le respeta. Quien vive en el tao vive fuera del tiempo. ¿Acaso la finalidad del yoga, hindú y budista, no es escapar de la reencarnaciones y por ende del tiempo?

Lo que separa occidente de oriente es precisamente eso, el Tiempo. Ya he hablado de ese tema en varios ensayos. Sobra decir que la modernidad es una enorme incomprensión del tiempo, con su necedad de concebir al tiempo como lineal y eterno, en vez de cíclico.

¿Qué hay de Thelema? La clave de Thelema es vivir por la Voluntad, y la voluntad es amor. Esa Voluntad es el Tao. Todo el sistema iniciático de Thelema, como el de la OTO, tiene por objetivo la iluminación. Thelema está construido al rededor del tao, es decir, del Tiempo.

Ésta es la fuente del poder de Thelema, viene a suplir una necesidad profunda de occidente. Thelema es la punta del triángulo que se perdió desde la cristianización de los pueblos originarios europeos. Por eso resuena tanto con la mitología antigua, más allá de las metáforas y los paralelismos se encuentra la Voluntad, que no es sino el Tao, es decir, el Tiempo.

En pocas palabras, la modernidad es la enfermedad, Thelema es el remedio. Thelema es la cura para siglos de confusión y oscuridad. Thelema es un faro poderoso que irradia hasta al cielo como llamado y como brújula.

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