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thelema en español: El detective thelémico Parte 3

miércoles, 1 de abril de 2009

El detective thelémico Parte 3

Ésta es la tercera parte de una historia corta, dividida en varios pedazos. La historia se centra sobre un detective thelémico, OZ 616 quien debe desentreñar el misterio de una orden fantasma dentro de la logia Splendor Solis. Muerte, Magia, Ilusión, Pistas, Thelema, Sexo y mucho más en tan solo 23 páginas en Word y que ahora pongo a disposición de quien le pudiera interesar.

¿Puedes encontrar al culpable y desentreñar el misterio de la orden de Choronzon antes que nuestro héroe?

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Continuación:



La cabeza le daba vueltas al misterio, y se reprendía cada vez que dejaba vagar su mente por los laberintos del enigma. Por experiencia propia había aprendido que, cuando se confronta con un acertijo tan complejo y fascinante, no se le debe dedicar conciencia al asunto, sino meramente la apreciación espiritual. No era una aproximación mística, sino puramente pragmática, pues Oz 616 había desarrollado la tesis que aquella línea de trabajo era su verdadera Voluntad y, por consiguiente, si en verdad era su Voluntad resolver aquellas intrigas, entonces bastaría con sumergirse en el río de la pregunta, sin nadar y perderse en hipótesis, para dejar que su Voluntad le llevara a la respuesta.

La pugna era difícil, su mente flotaba hacia el enigma y, cuando se reprendía, flotaba hacia su familia. Dos misterios distintos, con la diferencia que su familia le era un misterioso más doloroso, en parte porque había resuelto el misterio. Cuando sospechó que su esposa tenía un amante tuvo, en repetidas ocasiones, la oportunidad de detener su curiosidad, pero su carácter le tenía predestinado. Al descubrir que su amante era también el jefe de la oficina en que trabajaba él, un hombre al que veía diariamente y con quien tenía pésimas relaciones, aprendió que el misterio debe ser disfrutado en si mismo, aún cuando la respuesta sea dolorosa. Se preguntaba siempre si aún tendría la custodia de sus hijos si no hubiera sido tan curioso, pero aquellas preguntas le eran tóxicas, un veneno que corrompía la pureza de su espíritu. Y así, batallando entre una serie de preguntas a otra serie, mucho más dolorosa, llegó finalmente a la logia.

Para cuando Oz 616 abrió la puerta de entrada de la logia ya se estaban preparando. Todos vestían largos hábitos negros, como de monje medieval, sus rostros se encontraban tapados por máscaras inexpresivas y formaban un círculo alrededor de Soror Isis Tau y N.O.X., quienes apenas vestían una diminuta toga azul y roja. Se disculpó por la tardanza, aunque nadie le dirigió la palabra pues se estaban mentalizando para la ceremonia, y se vistió como los otros tomando su lugar. La disputa se había resuelto, le murmuró el excéntrico frater Ain Soph a su derecha, sóror Nuit Babalon se encontraba haciendo yoga en el salón de meditación del segundo piso, aquella era su especialidad.

En una sala amplia a la que se salía al jardín colocaron el altar con la reproducción de la estela de la abominación, el Libro de la Ley abierto en el segundo capítulo y todas las herramientas de los dos oficiantes principales, los demás formaban un círculo a su alrededor, trazado también en el suelo con tiza de color rojo. Abrieron las ventanas y la gran puerta de vitral que comunicaba con el jardín para que pudieran colgar un incensario del techo y cada quien elevó su varita mágica para comenzar con las operaciones básicas de evanecer y desterrar. El círculo se concentró en la invocación de los Nombres Bárbaros, elevando el tono de voz hasta gritarlos a todo pulmón. Los cantos, el incienso, las encantaciones de N.O.X. e Isis Tau a los planetas que regían el signo, y la situación en general, indujeron a todos una especie de trance. Aunque fueron veinte minutos de trance, a todos los presentes les parecieron días. En el punto más poderoso de la ceremonia, para cuando agotaron sus gargantas, el círculo se contrajo sobre los oficiantes hasta que todos se empujaban los unos a los otros, cuidando de no tumbar el altar. Después de permanecer así por unos momentos, mientras los oficiantes asumían la posición de loto, el círculo se fue expandiendo a sus dimensiones originales, cerraron la ceremonia y los oficiantes despertaron de su profundo trance.

Había sido una ceremonia poderosa, y hasta Oz 616 tuvo que admitirlo. Soror Isis Tau demostraba nuevamente sus sensibles aptitudes para la magia ceremonial. Antes de que tuvieran la oportunidad de cambiarse escucharon un grito. Frater Pan 93 había subido para comentarle a su amante sobre el éxito mágico de la noche, cuando la encontró muerta con un puñal en la espalda. Los miembros de la logia corrían de un lado a otro como gallinas sin cabeza, y en la confusión atropellaron a Oz 616.

Todos subieron corriendo por las escaleras, en el umbral del cuarto de meditación se encontraba el cuerpo desnudo de Maria Mons, quien en la logia usara el nombre de Nuit Babalon. Descansaba boca abajo, sus largos cabellos rojizos empapándose de la sangre del charco en el suelo. La daga aún se encontraba alojada en su espalda, un solo golpe había bastado para arrancarle la vida. Sumida en la concentración del yoga no habría podido presentir el peligro.

Soror Hecate tuvo que frenar a Frater Jano, quien gritaba su nombre desde las escaleras. Pan 93 se encontraba inconsolable y frater N.O.X. a duras penas podía mantenerlo de pie. Ain Soph, al ver el cadáver de Maria Mons sonreía nerviosamente.
- Esto lo prueba, la orden del abismo existe, ¿no lo entienden? Estamos contemplando el nacimiento de una orden que se eleva desde el abismo.- N.O.X. detuvo a Pan 93, quien se lanzaba para arrancarle la cabeza al excéntrico.
- Del abismo nada sale más que demencia y homicidio. Lois llama a la policía cuanto antes.

La policía no daba crédito a sus ojos. Las patrullas atendieron el llamado, en compañía de dos detectives de civil, y todos temían entrar a la casona. Aún vestidos como monjes medievales algunos fumaban nerviosamente, otros rendían declaraciones y algunos esperaban sentados en la calle, donde una turba de curiosos comenzó a gritarles obscenidades. Todos en la logia lo sabían, comenzaría una cacería de brujas y de brujos.

La policía tuvo que preguntar cinco veces lo que había ocurrido. Frater N.O.X., ahora reducido a su nombre de nacimiento James Hughes, se vio en la penosa necesidad de tener que explicar los matices y tecnicismos de la magia ceremonial. Les costaba creer que un grupo de adultos haría semejantes cosas y, peor aún, que la víctima estaría desnuda sentada sin hacer nada. No podían aún comprender las sutilezas del yoga. Todos los miembros de la logia fueron avisados y fueron llegando por oleadas, hasta que la turba de mirones se lanzó contra ellos, rayando sus autos y lanzándoles piedras. Frater Aum logró penetrar en el perímetro policial, los policías le detuvieron y le llevaron al segundo piso para ser interrogado por el detective Grady, quien terminaba de cuestionar a Oz 616 y a Jano, o como el detective le llamaba “Juano”. Frater Aum se recargó en la pared cuando terminó de subir las escaleras, con una mano sobándose la rodilla y con la otra confortando a su amigo frater Jano.
- ¿Maria está muerta? No lo puedo creer.- Frater Jano le abrazó con los ojos repletos de lágrimas.
- ¿Cómo la conoce usted?- Trevor le explicó las cosas y el detective trató de entender.- A ver si entiendo, usted fue invitado a la reunión, pero no vino. ¿Se puede saber dónde estaba?
- Hacía el inventario de mi joyería, lo tenía pendiente desde hacía más de dos meses.- El detective le miró sospechosamente. Sóror Hecate subió las escaleras y le pidió a Jano que bajara con el Magister Templi.
- Oigan muchachos ¿ya terminaron aquí?- Preguntó el detective a los analistas.
- Ya está, no encontramos nada que contradijera los reportes de los testigos.

El detective Grady bajó las escaleras, acompañado de Trevor, quien se lamentaba de la mala suerte de su cojera, y Roberta. Oz 616 permaneció en el segundo piso, así tenía una buena oportunidad para curiosear en la escena del crimen. La sala de meditación estaba conectada a la amplia estancia donde se encontraban otras dos habitaciones para rituales iniciatorios y bodegas. La estancia contaba también con un acceso al balcón, el cual tenía vista al patio trasero y, a unos tres o cuatro metros, al techo de la casa de atrás. Ni siquiera un gato podría saltar de un lado para el otro.

Oz trató de aislar los ruidos usando las técnicas de Yoga que había aprendido a lo largo de su carrera. No podía dejar que trivialidades como una investigación policial, una turba furiosa o las sirenas policíacas interrumpieran el deleite de la pregunta. Todos esos policías y analistas trataban de enfocar el laberinto, encontrar los motivos, sospechosos, conexiones significativas y demás, pero su labor era tortuosa y, muchas veces, frustrada. Oz 616 prefería guardar silencio y aceptar las cosas como venían, dejar que las respuestas llegaran a él, quizás ejerciendo su Voluntad en los momentos precisos y de las maneras adecuadas. La discusión del detective con sóror Hecate continuaba en el jardín, Oz 616 se apoyó en el barandal para escucharlos, notando inmediatamente que los policías habían pasado algo por alto. Un par de marcas plateadas en el barandal, aproximadamente de treinta o cuarenta centímetros entre ellas. Alejó su mente de cualquier interpretación y simplemente se limitó a memorizar el detalle, prefiriendo por ahora prestar atención a la discusión que se sucedía debajo del balcón.
- No estará insinuando que Trevor haría algo así sin tener buena evidencia, ¿no es así?- Soror Hecate hacía evidente su mal humor y cansancio.- Pobre hombre a duras penas es capaz de subir escaleras y usted lo hace el sospechoso principal, cuando le habríamos oído si subía las escaleras.
- Señora, no sé nada aún, no hemos… ¿Y quién demonios es? Y nombres cristianos por favor, ya tuve suficientes frater y sóror por una noche.- El detective salió al jardín para tomar aire, pues aún se podía oler el incienso, y para acompañar a su compañero durante su peritaje.
- Roberta Timmons, y yo le puedo asegurar que Trevor Wayne no podría hacer algo así, es más todos los que estábamos aquí nunca lo habríamos hecho.
- Señora Timmons…
- Señorita.
- Señorita Timmons, por lo que entiendo hasta ahora nadie entró por la puerta principal, pues le habrían visto, el asesino tampoco pudo haber estado oculto dentro de la casa porque según me dijo Stuart King, o Frater 93, 85 o lo que sea, ustedes limpiaron la casa antes de su fiestecita.
- ¿Y qué me dice de las casas aledañas? Sepa usted que están vacías.
- Sepa usted que los muros- dijo irritado, señalando hacia las paredes que se alzaban de los tres lados.- miden un piso o piso y medio. Es cierto, pudo haberse lanzado de un techo hasta el jardín, pero ¿cómo espera que el asesino salga de la propiedad? No me dirá ahora que sus poderes mágicos incluyen alfombras encantadas o escobas voladoras.
- Grady, ven aquí, tienes que ver esto.- Oz 616 estiró el cuello para poder seguir la mirada del otro detective justo debajo de él.- Tenemos sangre. Es un hilillo apenas de unas cuantas gotitas.
- Vaya, eso es…- El delgado hilo de gotitas avanzaba en línea recta directamente hacia el muro.- inusual.
- Podrá haber sido un fantasma.- Se burló uno de los analistas.
- Pues sí, no me explico cómo el asesino eludió a todos los congregados, se lanzó al suelo sin lastimarse, escaló las paredes, asesinó a esa pobre chica para después lanzarse de regreso y atravesar la pared.
- ¿Frater?- Oz 616 se dio vuelta, era frater N.O.X., ahora vestido de civil y degradado de regreso a James Hughes.- ¿Quiere que le llevemos a un hotel? Stuart y yo nos iremos en patrulla, porque la turba nos matará si nos atrapa.
- Esa es una buena idea. Lamento mucho su pérdida, sé que era…
- Limítate a encontrar… Disculpa, es que estoy cansado. Encuentra a quién hizo esto, no tenemos mucho tiempo. He luchado por muchos años para crear esta logia.- Oz 616 le puso la mano en el hombro, tratando de consolarle.
- Haré todo lo posible.
- Como dictó Aiwass “El éxito será tu prueba”. No tenemos mucho tiempo, no han arrestado a Trevor pero lo tienen como sospechoso principal, claro que sin más evidencia no pueden proceder de ninguna manera.

No hablaron durante el trayecto. Stuart había perdido a su amante y su mundo se caía en pedazos. Trataba de ocultar su dolor, seguramente temiendo las sospechas de su esposa, pero era incapaz. Frater N.O.X., por el otro lado se repetía a si mismo citando del Libro de la Ley “Recuerden ustedes todos que la existencia es goce puro; que todos los pesares son sólo sombras; pasan y están concluidos; aunque hay aquello que queda”.

El viaje, el largo día y las emociones lograron derrotar a Oz 616 quien se fue a la cama tan pronto como entró al cuarto. No tuvo tiempo de hacer su rito de Resh vel Helios, ni siquiera de quitarse los zapatos. A la mañana siguiente, sin embargo, se levantó cerca del medio día e hizo su ritual invocando “Salve a Ti que eres Ahathor en Tu triunfo, y más aún a Ti que eres Ahathor en Tu belleza, y que viajas por los Cielos en Tu barca al Mediodía del Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al timón”. Comió algo después de bañarse y recordó que el pastor había prometido que estaría en el hotel Royal al medio día. Mientras viajaba en taxi a la logia para recoger su auto no dejaba de pensar que Ra-Hoor ya no estaba en el timón. Eventos siniestros sacaban de curso la barca de Ahathor, la orden del abismo le había demostrado que su magia era más poderosa, con un puñal habían enjaulado su sagrada Voluntad y ahora no tenía mayor opción que continuar con el curso que se había predispuesto. Se encargó a los dioses que le llevaran a puerto, pues si su plan no rendía frutos la orden misteriosa habría resultado victoriosa en arrastrarle a las profundidades del abismo.

Ra-Hoor-Khuit perdía la batalla, pero tenía esperanzas que Hoor-Par-Krat el señor del silencio saliera al encuentro de su hermano gemelo. Cuando vio salir al pastor y dejar sola su oficina lo interpretó como una señal, el dios del silencio había sido poderoso, pues la espera es como el agua que, sin lanzarse bruscamente ni conquistar por la violencia, todo lo permea y lo invade. Entró a la oficina del pastor sin hacer ruido, aún quedaban personas dentro de la iglesia y, si no se cuidaba, podían revisar la oficina y atraparlo con las manos en la masa. El escritorio, parcialmente oculto por una montaña de papeles y folders, tenía un pequeño cajón secreto detrás del cajón más bajo. Alargando la mano Oz sacó una larga caja de roble cerrada con llave.

Agudizando el oído escuchó que la esposa del pastor Wells discutía con algunos miembros sobre algo que su esposo se había olvidado en la oficina. El tiempo se agotaba. Con un abrecartas rompió el seguro de la caja. En su interior se encontraba dinero y un sobre abierto. Dentro del sobre se encontraba un negativo de cámara fotográfica, al ponerlo hacia la luz reconoció al pastor Francis Wells desnudo en una cama en compañía de un apuesto muchacho. Acompañando al negativo se encontraba una tarjetita con el símbolo alquímico de la sal, en el reverso estaba escrito “Choronzon bodega once, Av. Sholem”. Oz 616 sintió que su cuerpo era vivificado por un relámpago repentino, regresó la caja a su lugar y salió por la ventana antes de que su esposa entrara a la oficina. La emoción le hacía temblar nerviosamente mientras manejaba sosteniendo con una mano el mapa y buscando la avenida Sholem. Heru-ra-ha le había alumbrado el camino, sus dotes mágicos no estaban del todo inútiles, y cuando encontró la larga avenida de bodegas industriales agradeció a su Santo Ángel Guardián por su ayuda. No dejaba de pensar que su co-dependencia a los dioses y Jefes secretos le habían costado caro en su orden, donde era considerado un supersticioso, pero también pensaba que su éxito como detective se debía precisamente a esa devoción casi supersticiosa.

Estacionó el auto en un callejón a dos cuadras de distancia y recorrió las desérticas bodegas a pie. Aquellas bodegas correspondían a un pasado próspero que se había transformado en cruda realidad, casi todas las compañías dueñas de las bodegas habían quedado en bancarrota, y ahora casi todas estaban pobladas por vagabundos y prostitutas. La bodega número once era la excepción. Una cerca de acero rodeaba un conjunto de tres grandes bodegas, en medio de las cuales se encontraba la que buscaba. Cada diez o doce metros se encontraba un potente poste para alumbrar, el único acceso estaba custodiado por perros de ataque encadenados, y el conjunto cercado se encontraba cerrado con grandes candados inexpugnables. Recorrió la propiedad de un lado a otro, la cerca podía ser escalada pero estaba coronada por alambre de púas. Se vio en la penosa necesidad de robarle a un vagabundo el abrigo que usaba como sábana. El borracho roncó con más fuerza y continuó durmiendo. Tapando las púas con el abrigo se brincó la cerca y caminó hacia la bodega que buscaba.

La número once era un edificio con capacidad para varios camiones de carga. Docenas de contenedores de barco se oxidaban olvidados y tapaban la entrada de camiones. La única otra entrada era a través de una puerta custodiada por un enorme perro mastín amarrado y listo para atacar. Las décadas de inactividad, sin embargo, habían oxidado a los contenedores al punto que era fácil abrir uno de ellos, recorrerlo hasta su otra punta y patear una de las paredes oxidadas. El óxido se desintegró de una patada. El ruido alertó a los perros, quienes apretando sus amarrados cuellos ladraban con furia asesina. Arrastrándose por el suelo del contenedor Oz 616 pudo salir de éste y entrar a la bodega, la cual tenía aún más contenedores en esa entrada para camiones. Los contenedores formaban una especie de laberinto, pero le eran idóneos para esconderse y espiar sobre el edificio sin ser detectado.

Cuando finalmente encontró la escapatoria de aquel laberinto de contenedores se llevó una sorpresa. Se encontraba en las fauces del lobo, en el sanctum sanctorum de la orden del abismo. Seis largas bancas de iglesia miraban a una pequeña tarima sobre la que se encontraba un trono de madera. A los lados de la tarima se alzaban poderosos reflectores que, cegando a los que tomaran asiento, harían invisibles al Jefe supremo. A un lado del trono de madera se encontraba dispuesto un micrófono conectado a una bocina y un pequeño aparato metálico, un distorsionador de voz. En las bancas, entre cada espacio suficiente para una persona, se encontraba un panel de madera de manera que no pudieran verse entre ellos, pero que el jerarca pudiera verlos a todos. Un contenedor, cerca de la puerta principal, estaba acondicionado para que sirviera como vestidor. Oz 616 entró y encendió una de las luces, descubriendo docenas de hábitos negros y sotanas clericales. En la espalda de estas prendas había distintas inscripciones planchadas, eran los grados de los iniciados de la orden. Estos eran “aprendiz”, “sacerdote eunuco”, “señor de la penumbra”, “Papa tuerto” y “hombre libre”. En una larga mesa, a un lado del tubo donde colgaban estas ropas, se encontraban docenas de máscaras de carnaval, de modo que ninguno de los miembros conocería los rostros de los demás.

El mastín de la entrada de la bodega, así como los perros que custodiaban el único acceso a la propiedad, ladraban histéricos. Oz 616 se asomó del contenedor para mirar por una de las ventanas mugrientas. Un auto se había detenido y alguien abría los grandes candados. Regresó corriendo por donde había entrado, aquel laberinto de contenedores, y aguardó pacientemente. Frater Ain Soph, vulgarmente conocido como Lawrence Parks, entraba alegre a la bodega con un sobre sellado, el cual dejó sobre el trono de madera para después irse por el mismo camino. Oz 616 esperó a que se hubiera ido el auto para correr hacia el trono, poner el traslúcido sobre de papel contra la luz solar que se colaba del techo agujereado y leer el papel en su interior que decía “Entrega normal. Nadie lo seguía”. El supersticioso frater había tenido razón en sospechar que la misión encomendada al pastor Wells había sido una trampa, una prueba de su lealtad.

Al salir por el mismo camino concluyó que sería mejor prepararse, por si tenía que regresar en un apuro y, escogiendo un punto de la cerca que estaba parcialmente oculto por basureros y olvidadas cajas de carga de madera, pateó la cerca con todas sus fuerzas en su parte más baja, donde conectaba con el suelo. Luego de diez dolorosos minutos consiguió romper la maya de metal y levantarla un poco, lo suficiente para que pudiera arrastrarse para salir y para entrar. Antes de abandonar la zona industrial le regresó el abrigo al vagabundo, quien no se dio cuenta pues seguía dormido.

Manejando de regreso le habló James Hughes, quien luego de una larga y dolorosa noche, había logrado recuperar su mística compostura y volver a ser el sabio frater N.O.X. Le informó de la dirección del funeral de Maria Mons y le invitó a acompañarles. Oz 616, incómodo por la situación, le aseguró que estaba teniendo progresos, aunque aún no podía darle detalles. Frater N.O.X. no contestó, comenzaba a perder fe en la fama de frater Oz 616. Débil por el hambre se detuvo en una tienda para comprar docenas de chocolates y una lata de refresco. Escondió los chocolates en sus bolsillos y se fue comiendo algunos durante el trayecto.

La familia de Maria había decidido darle un funeral cristiano, aún cuando su hija había deseado distinto. Gran parte de la logia se encontraba ahí, acompañando a la familia y amigos de la fallecida. Su cuerpo en el ataúd parecía estar dormitando y su madre, llorando amargamente, levantaba la vista ocasionalmente, como si su hija fuese a abrir los ojos en cualquier momento dando fin a la grave pesadilla. Soror Hecate pronunciaba un discurso sobre el bosque de la inmortalidad, su porte orgulloso y combativo parecía ofender a su familia. No podían evitar odiar a los thelemitas, en su mente estaban seguros que le habían robado a su hija. El padre, un hombre corpulento y canoso, estaba a punto de levantarse e interrumpir a Hecate, hasta que la escuchó admitir sus celos hacia Nuit Babalon, la torpeza de una admiración rencorosa y cierto respeto profundo por su manera de ser. Oz 616 se sentó a un lado de N.O.X. y de Aum, y comenzó a jugar mecánicamente con su cigarrera, analizando a cada uno de los presentes. Reparó en frater Ain Soph y le siguió en cada uno de sus movimientos, esperando que delatara a alguno de sus compañeros. Era claro que Lawrence no era el jerarca supremo de la orden del abismo, pero quizás señalara a otros infiltrados. Ain Soph no daba señales de revelarle absolutamente nada, y cuando el funeral terminó y los presentes deambularon de un lado a otro dándose el pésame y conversando con caras largas, Ain Soph permaneció sentado en su sitio.

Frater Pan 93 se notaba nervioso. Su esposa intuía algo, Oz no necesitaba ser un sensible detective para saber cuando una mujer sospecha de su marido. Stuart no paraba de llorar y su esposa no le consolaba en lo absoluto, en vez de ello sóror Hecate se acercó para tranquilizarlo. Salieron juntos a fumar un cigarro. Oz 616 se acercó a la puerta para escuchar la conversación que, entre cuchicheos, hacía que Pan 93 dejara de llorar y actuara preocupadamente.
- … Cuanto antes.- Decía él. Oz 616 se acercó lo más posible, apenas podía oír lo que decían.- Pero no tenemos mucho tiempo.
- Esta noche, tiene que hacerse esta noche.- Contestaba ella.
- Hay que ser cuidadosos, no me fio de ese novato Oz 616, ¿tú crees que…
- Imposible, imposible. Tienes razón, hay que ser precavidos. Anoche escondí algunas cosas, otras las tengo en mi casa, fui por ellas en la mañana. El lugar es zona de guerra, la policía pasa más tiempo alejando a los vecinos que cuidando el interior.
- Tenemos que destruir cualquier cosa comprometedora, no puedo tener a la policía encima.
- ¿Haces un hábito de escuchar detrás de las puertas a conversaciones ajenas?- Soror Isis Tau le sorprendió. Oz 616 enrojeció tanto que sentía que el calor quemaba sus orejas. Soror Hecate y frater Pan 93 entraron y se lanzaron miradas entre ellos.
- Buscaba el baño, pero creo que me equivoqué.

Dio un par de pasos hacia atrás, era obvio que no le creían, pero tenía que ocultarse de alguna manera. Afortunadamente en ese momento el padre de Maria Mons encolerizó y le lanzó un golpe a Trevor Wayne. De alguna manera se había enterado que él era el sospechoso principal y cuando éste le dio el pésame, el corpulento hombre le soltó un golpe que le lanzó al suelo. Marla recuperó a su marido, quien sangraba de un labio y una disputa generalizada hizo retumbar la funeraria. N.O.X. resolvió que lo mejor era irse de ahí y todos los miembros de la logia le siguieron. Ain Soph corrió hasta su auto, seguramente era hora para reunirse en la bodega. Oz 616, quien estaba siendo perseguido por un rabioso Stuart King, logró entrar a su auto antes de que este, rojo de furia, comenzara a patear la puerta de su Taurus rentado. Pan 93 le gritó obscenidades mientras que Oz salía disparado de ahí, rebasando a Lawrence.

Oz 616 había aprendido dos que tres cosas durante su carrera como investigador informal. La primera era mantenerse al margen de las disputas. La segunda era alimentar la curiosidad por todos los medios posibles. La tercera se la había enseñado la infidelidad de su esposa, y era que la confianza es la puerta al sufrimiento, nunca se debe dar nada por sentado. La cuarta, y quizás la más importante en ese momento, era el sutil arte de seguir a una persona. Cualquier payaso puede manejar detrás de otro auto, pero la mejor manera de seguir a una persona es rebasarle e ir al mismo lugar, pero llegar mucho antes. Sabía que la seguridad de la bodega número once era muy estricta, y seguramente lo sería más cuando los altos jerarcas de la orden se encontraran reunidos con sus fieles, por lo que no le sería posible entrar después de que llegaran los invitados. Tenía que estar ahí, antes que todos los demás.

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