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thelema en español: Thelema como "más allá de la modernidad"

jueves, 23 de julio de 2009

Thelema como "más allá de la modernidad"

El tradicionalismo es una escuela de filosofía que se dedica a dos puntos esenciales, por un lado el estudio de lo que ellos denominan "la tradición" y por el otro la crítica cultural basada en las diferencias entre el mundo moderno y el pre-moderno (básicamente antes del siglo XVII o XVIII). Ésta tradición eterna a la que aluden es básicamente el modo en que el Hombre veía a la realidad hasta antes de la imposición de la modernidad.

En nuestros días la modernidad nos parece tan común que hasta dudamos que en algún otro momento en la Historia alguien hubiese dudado de sus pilares fundamentales. No terminamos de entender que no somos especiales, somos parte de un ciclo, como ha habido tantos y que nuestra civilización, y con ella todos nuestros valores, caerá al abismo como todas las demás civilizaciones.

No existe tal cosa como un regreso a un ciclo pasado, la belleza/fealdad de la Naturaleza estriba en que las cosas ocurren una sola vez. El adoptar, o querer adaptar, los principios básicos de la tradición eterna ya no sería regresar, al contrario, sería terminar el ciclo de la modernidad y elevarnos, ir a un mundo más allá de la modernidad.

¿Puede Thelema ser la llave, o al menos una opción, para llevarnos más allá de la modernidad?

Antes que podamos responder esa pregunta, veamos cuáles son los dogmas básicos de la modernidad. Son tres dogmas principales:

1) El primer dogma es la inversión de la antigua doctrina donde se admira todo en la vida (o de la vida) que delineara lo inmutable en ella, por ejemplo la armonía de la respiración, todo cuanto posee proporciones adecuadas (sea en un edificio hermoso o en el arte) o todo cuanto en su forma de símbolo alude a una realidad superior y perfecta.

Todas las religiones viriles cumplen este requisito. Únicamente la decadencia de las religiones esclavas, que no admiran la vida sino que conciben al otro mundo como lo único que vale la pena, violan este principio, pero esto se debe más a su odio a la vida que a su amor por la modernidad. Por "religiones viriles" no me refiero a un término sexista, sino a aquellas religiones que anteponen la idea del Hombre o Mujer con la cabeza en alto, hablando a los dioses cara a cara, que a los esclavos que se tiran al lodo y se avergüenzan de haber nacido.

¿De qué manera honra Thelema a este principio? La práctica thelémica le debe mucho al Yoga y es durante el ejercicio del Yoga que el sujeto comprende el bello equilibrio de su respiración con su mente y su corazón. La teoría thelémica,en cualquiera de sus libros sagrados, antepone esta a vida a cualquier ficción de vida en otro mundo o cielo. Nuit nos desea en esta vida y nos da certeza, no fe. La muerte es la disolución en los eternos besos de Nuit, todo lo demás es fantasía. Lo que busca el thelemita es una mente en silencio, ese silencio es símbolo de la luz más infinita y perfecta. En otras palabras, haciendo uso de aquello que alude o hace puente hacia lo inmutable, el Thelemita persigue la iluminación que es el Hacer su Voluntad de modo perfecto.

2) El segundo dogma es la igualdad. No la igualdad ante la ley, sino la igualdad donde todos los espíritus humanos son iguales, donde las diferencias son perseguidas.

Liber Al vel Legis dice claramente que todo Hombre y toda Mujer es una estrella, pero también dice que la Ley no es para todos, que los esclavos servirán, que un dios no puede vivir en un perro y que la Ley del fuerte es nuestra ley y el gozo del mundo. En el cristianismo todos somos basura ante Dios, en Thelema cada persona puede ser más que si mismo conforme se acerca a los divino. Un Hombre puede ser un dios, lo único que lo detiene es él mismo.

El tema de la igualdad es fuente de mucha discusión entre los thelemitas, sin embargo el chantaje emocional de "¿quién osa decir que es mejor que nosotros?" no es un argumento convincente y, sobre todo, hay que tener en cuenta que por "desigualdad" no quiere decir violencia contra unos cuantos. Hay mucho de misericordia en el Libro de la Ley, y de amor, pero no hay nada de sentimentalismo.

La mentalidad pagana siempre supo que el mundo es injusto, no es algo moral, es simplemente una realidad. El thelemita es llamado a aceptar esa verdad y trabajar conforme a ella. Los débiles no quieren hacerlo, prefieren esperar a que la realidad deje de ser cruel, pero por eso los esclavos servirán.

3) El tercer dogma es el del activismo incesante y totalitario, donde nadie tiene derecho a ser sino se convierte, no ya en una acción, sino en un esquema de acción. El "¿qué podemos hacer nosotros?" Ese "nosotros" que nunca queda bien definido y que se viste con adjetivos. Las ideologías, esquemas de acción, han fracaso mil veces, aún así el Hombre moderno necesita vestirse con palabras para justificarse "es que soy idealista-emo-hippie-luchador social-escéptico-etc."

Existe una palabra para todos los malestares psíquicos, como también existe un adjetivo para toda opinión posible, pro-X, anti-X, y demás. El Hombre moderno se esconde en un "nosotros" y justifica su conducta según la ideología o moda que tenga a mano.

La tragedia no está en que sea parte de una corriente, la tragedia está en que piense que necesita justificar su existencia en el nombre de algo tan humano como él mismo, y tan en devenir como él mismo. El Libro de la Ley hace constantes aluciones a la naturaleza torcida de las palabras. Nos reta a perder todos esos adjetivos y sustantivos que utlizamos como herramienta para definirnos y nos reta a ser nosotros mismos, sin palabras, sólo nuestra voluntad desnuda y hermosa.

En este punto entra también la filantropía, una herramienta cobarde del Hombre moderno en el cual delega su responsabilidad, al donar una míseras monedas, al vago "nosotros" o "sociedad". Jamás toma responsabilidad de realmente preocuparse por los enfermos, o las víctimas, simplemente espera que esa ficción llamada "socidad" o "humanidad" lo haga por él. Al mismo tiempo detesta la idea de asumirse como tal, es decir, de asumir que no le importan lo suficiente, pues el modernismo es tan sentimentaloide como es barbárico.

La compasión es un vicio de los reyes, pues solo ellos la entiende. Únicamente un rey puede asumirse de manera clara y objetiva, sea que le importen los niños con síndrome de Down o que no le importen. No se miente, no delega, el amor de un rey es por eso tan poderoso. Al mismo tiempo su crueldad es poderosa, y muchas veces su amor es cruel y su crueldad es amorosa.

La modernidad es una prisión sin muros. Prisioneros del trabajo. Prisioneros de las ideologías. Y, quizás la más importante, prisioneros espirituales que no pueden ir más allá del devenir, más allá de lo contingente y absurdo.

La modernidad puede ser algo seductor, pero tengan en cuenta esto: El villano medieval, agricultor que vive en la villa alrededor del castillo, que en las películas vemos sucio, andrajoso y sometido por barbáricos señores feudales, trabajaban la mitad de lo que trabaja hoy día un agricultor y, por mucho, menos de lo que trabaja un burócrata. Tenían su propio sistema legal, sus propias cortes, abogados y fiscales, tenían sus propios sindicatos (que no se llamaban como tales) donde todo se resolvía por votos (no como los ejidatarios modernos).

Si tenemos eso en cuenta, la modernidad no suena tan seductora después de todo.

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2 comentarios:

zanate dijo...

93

Gracias

Anónimo dijo...

https://m.youtube.com/watch?v=kd_290bnhRc