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En ésta ocasión no es un detective, sino un super héroe. Es Superman, pero thelémico. Su aventura se narra en diez capítulos breves, que corresponden a las sephirot, de Malkuth hasta Kether. Los dilemas del super hombre y su humanidad, el tema del tiempo, del karma, el yoga y hasta filosofía Lakota (tribu Siux nativa de Nebraska).
Espero lo disfruten, lo haré por entregas, al igual que la otra historia. Ésta tiene una extensión de 25 páginas en word.
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Binah
"El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen,
muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan;
pero para quienes aman, el tiempo es eternidad."
Tras la epifanía del 2109 alcancé el primer nivel del Nirvana. Era capaz de ver claramente la distinción entre Samsara y Nibanna. El velo de Isis estaba frente a mí de tal forma que podía vislumbrar la existencia incondicionada que se escondía del otro lado. Descendí sobre la Tierra en algún punto de África.
En este primer escalón hacia la iluminación comprendí que estaba demasiado apegado a mi ego, aunque lo enmascaraba en forma de valores y excusas. Entendía ahora la importancia del vacío y la simpleza. Todo cuanto los Lamas me habían confiado sobre Lao Tsé me regresó de un golpe.
Había experimentado con mis capacidades de muchísimas formas, pero existía algo que nunca había hecho. Caminé lento, lo más lento que pude. Al principio me costó mucho trabajo, pues aunque mi cuerpo movía apenas un tendón mi mente estaba activa como siempre. Acallar la mente fue lo más difícil, pero una vez que sincronicé mi lentitud con la paz interior.
Frente a mis ojos el día se hizo noche y la transición entre los días se hizo cada vez más rápida. Luego de más de un siglo pude entender la lección que Nube Roja trató de enseñarme en la reservación al contarme la historia del coyote. El sol y la luna subían y bajaban cada vez más rápido, hasta que se confundieron la noche con el día. Fue mi gran eclipse. La verdadera naturaleza del Tiempo en el Samsara se hizo obvia. La llave para comprender al Tiempo no estaba en ir cada vez más rápido, sino cada vez más lento, pues el Samsara se construye del karma.
Pude escuchar la sinfonía de la Naturaleza. Plantas crecían y morían. Mi cuerpo se fue cubriendo de vegetación hasta que fui descubierto. Trataron de moverme, pensando que era estatua, y en cuanto se dieron cuenta que era Solaris en persona comenzaron a llegar los peregrinos. En menos de un pestañeo podía verlos construyendo un magnífico templo a mi alrededor. Pocos fueron los que comprendieron lo que hacía. Los fieles al Solarismo, la religión más importante y con más devotos, comprendió que al ser inamovible era centro de mi mismo y podía existir por encima de las cadenas causales.
Aceleré mi velocidad en lo que me pareció poco menos de un minuto, pero había transcurrido una década. En el año de 2119 las guerras habían quedado atrás. Tenían la tecnología para producir más alimento del que se necesitaba. El Solarismo enseñaba que cada Hombre tenía su propia órbita, que el Sol no moría y renacía como creían los cristianos del pasado, sino que era perfecto tal cual era. En virtud de ello los gobiernos no tenían la oportunidad de tornarse opresores y titánicos. Las guerras eran anticuadas.
En mi palacio celebraban la primera colonia exitosa en Saturno y por todo el mundo se realizaban vuelos espaciales. Mis consejeros estaban preocupados, sin embargo, porque la humanidad estaba prefiriendo comodidad a espiritualidad y comenzaban a sufrir las secuelas. No importa que pasara, un gran número de seres humanos seguían siendo esclavos. Habían desarrollado toda clase de drogas para anestesiar el dolor, toda clase de dolor, y en sus sociedades tecnocráticas buscaban evadir el dolor y la existencia.
Querían que los juzgara, pero estaba más allá del bien y del mal. No podía juzgarlos, pues sabía que todos los valores mediante los cuales les juzgaría existían sólo en el Samsara, y por lo tanto eran ilusorios. Aún así era mi destino volver a involucrarme en las cuestiones humanas, ésta vez para mostrarles que sus evasiones eran inútiles.
Chokmah
"Podría estar encerrado en una cáscara de nuez
y sentirme rey de un espacio infinito"
En conjunto con mis fieles construimos Olimpia en Europa. Sería un reino construido de lapis lazuli, jade y diamantes. Los pirineos servían como centro espiritual de Occidente, luego de que le di una forma apropiada a las montañas. Nuestra revuelta se extendió por todas partes, eliminando la decadencia pero construyendo nuevas formas de vida.
En Bélgica y Francia se opusieron, preferían un mundo tecnológicamente avanzado a uno espiritualmente avanzado. El Solarismo hacía lo posible por mostrar que una cosa no estaba peleada con la otra. Informé a todos los belgas y franceses que abandonaran sus posesiones y elegí una fecha para purificar con fuego sagrado. Caminé hacia las ciudades, con sus rascacielos gigantes, sus robots y sus vehículos voladores. Con cada paso que daba mi luz era cada vez más potente.
Se hacía de día por donde fuese que mis pies tocaran el suelo. Desde el espacio era visible mi luz. La luz fue tan intensa que el calor comenzó a incendiar todo cuanto estaba a su paso. No necesitaba tocar nada, pues todo se derretía o estallaba por el calor. Mi cuerpo se confundió con la luz y durante semanas enteras dejé de tener materia para ser únicamente luz.
Es imposible describir el estado de mi consciencia, pero no era nada que hubiese experimentado antes. Había movimiento, pues iba de un punto a otro, pero a la vez había una absoluta quietud. En la luz infinita alcancé el segundo escalón del Nirvana. Había perdido todo apego hacia el mundo, era materia actuando con la materia mientras que mi ser se encontraba por encima de la materia. No sólo sabía la diferencia entre Samsara y Nibbana, sino que había escapado al karma.
Después de haber reducido miles de hectáreas a cenizas dediqué un par de semanas para plantar millones de árboles y reacomodar los ríos y acueductos. Después de ello construí ciudades enteras a partir de los materiales que preparaban para mí. Es muy sencillo instalar un edificio cuando puedo alcanzar velocidades que superan quince o treinta veces la barrera del sonido.
Regresé a mi Agartha y mi Radhanath Swami me informó de los adelantos astronómicos que habían tenido. El meteorito que había caído el día de mi nacimiento debía ser único, pues no encontraban en el espacio nada que existiera con mi tipo de radiación. La conclusión era obvio, yo no era un accidente de la Naturaleza, sino un Dios. El proyecto Nube Roja había avanzado mucho luego de los experimentos realizados en las colonias de Júpiter. El gurú era un hombre viejo que se negaba a seguir tratamientos médicos. Me arrodillé junto a su lecho de muerte y le tomé la mano.
- Tanto tiempo ha pasado y aún no sabemos tu origen. Todos apuestan por la estrella que explotó y lanzó meteoritos hacia aquí. Quizás no sea eso, quizás no sea nada, pero vale la pena investigar. Me han dicho que aquella estrella que estalló puede ser alcanzada.
- ¿Cómo?
- En Saturno están preparando la nave que le puede llevar hasta allá.
- Pero sería una estrella muerta, seguramente no queda nada.
- No, puede ir al pasado, antes de que estallara. Solaris, hijo mío, quizás encontrarás tu Monte Olimpo allá.
Murió ese mismo día. Cargué su ataúd de titanio y en el espacio lo lancé al sol, hasta que disolvió por el calor. Luego de eso fui hacia la colonia de Saturno para enfrentar a mi destino. Los hombres de ciencia y místicos me mostraron la nave, Wakan Tanka, que en Siux quiere decir el Gran Espíritu, su máxima divinidad. La nave se alimenta de mi fuerza, lo que le permite viajar en el espacio hacia adelante, pero en el tiempo hacia atrás. Mi desplazamiento en el tiempo serviría para contrarrestar los efectos de tardar millones de años.
Kether
"La vida es una historia contada por un idiota,
llena de estruendo y furia, que nada significa"
El Wakan Tanka era una nave en forma de esfera que por dentro poseía una membrana color roja. Estaba en aquella membrana como un feto en el útero de su madre. La computadora es parcialmente biológica. La nave misma es un ser vivo que me tiene a mí como su corazón y fuente inagotable de energía. Me concentro para darle rienda suelta a sus capacidades, trasladándonos a la máxima velocidad posible. A través de las burbujas de la membrana puedo ver las estrellas. Conforme los sistemas crono-temporales inician su marcha en el tiempo los puntitos blancos que son las estrellas comienzan a parecer líneas. Debido a nuestra velocidad viajamos casi a la misma velocidad que la luz, provocando que la energía lumínica sea visible y, lo que antes era un punto, se vuelva una línea conforme rebasamos esa estrella.
Las millones de estrellas, de puntos, se van haciendo líneas hasta que todo a nuestro alrededor es blanco. En ese momento alcanzo el tercer y último escalón del Nirvana, más allá del karma, no hay Samsara y lo único que existe es Nibanna. Deja de existir la dualidad, la multiplicidad, tanto afuera como en mis pensamientos. Al mismo tiempo es difícil y es fácil, es calma y es vértigo, es algo totalmente nuevo pero a la vez parece que siempre estuvo ahí.
Escucho la voz de Julia, IALang el sistema de computadora de la nave reporta un error crítico. No había pasado antes, pero a la vez estoy seguro que ya había ocurrido infinidad de veces. “Imposible transmitir” es lo que dice. Una y otra vez. Fue en ese momento cuando comencé a recordar todo cuanto había ocurrido.
El blanco, la luz más allá de la luz termina cuando la nave decide bajar la velocidad y detener el sistema crono-temporal. Del blanco a millones de puntitos blancos sobre fondo negro y enormes planetas a nuestro alrededor. Es un orgasmo de colores. Es un nacimiento.
La nave se dirige a la Tierra. En unos años mi mamá comenzará un amorío con un sirviente negro llamado Dwayne, en poco más de treinta años saldrá a la luz por mi culpa y sufrirá terriblemente. Mi hermana nacerá en unos cuantos años y morirá en el ’65. En quince años Tim Nube Roja tendrá la oportunidad que siempre ha querido de besarse con Julia Lang. En setenta años mataré millones de personas. En 1964 me enamoraré de una mujer llamada Shree Maa, un año después morirá a manos de Ramana Maharshi.
En cuestión de minutos un misterioso objeto se estrella cerca de la granja de mi papá y causa mi divino origen. Vacío mi mente, cuando choque no seré más que luz divina y gloriosa. Soy el Sol que nace una y otra vez. Soy causa de mi mismo. Soy imperecedero. Soy Dios.
“Imposible transmitir. Choque inminente en 3, 2, 1…
martes, 21 de abril de 2009
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