Esta posición es cómoda para muchos, ¿cuántas veces no hemos sentido aversión a ciertos pasajes, por ejemplo donde se tortura a una virgen o se demanda aplastar a los débiles? Argumentaremos que semejantes versículos vienen del darwinismo social de Aleister Crowley, y como él vivía muy a principios del siglo XX y nosotros en el XXI, lo hemos "superado".
Es una falacia. Si el Santo Ángel guardián es distinto para cada persona entonces no podemos conocer el de Crowley, de eso se sigue que no podemos saber cuáles son del ego de Crowley y cuáles son del SAG.
Una segunda dificultad, si nos quejamos que ciertos pasajes están manchados por su ego y queremos elegir ciertos pasajes, ¿no corremos el riesgo de que nuestro ego manche nuestra decisión de tomar ciertos pasajes?
Le guste a quien le guste, le pese a quien le pese, Thelema no soy yo, ni es mi vecino, ni somos todos, Thelema es Liber Al vel Legis, que cada persona la vea diferente y la viva de modo distinto ya es otra cosa, pero es el mismo núcleo.
Propongo un método para leer Liber Al, en vez de sacar versículos incómodos que resuelva al mismo tiempo el apego casi sectario que muchos thelemitas sienten por Crowley, como si cada una de sus palabras fueran oro. El método es el siguiente: No juzguemos al Libro de la Ley, no tratemos de imaginar lo que Crowley pensó, mejor asumamos el rol de Ankh-af-na-khonsu cada uno de nosotros. El Libro nos es dictado a cada individuo y cada individuo es el profeta de su modo de vivir Thelema, es el profeta que anuncia su propia órbita.
Así como en las oraciones a los dioses es provechoso asumir la identidad de ese dios, así también cuando leamos Liber Al podemos sumergirnos más aún si asumimos el punto de mira de Ankh-af-na-Khonsu y no el de un lector ocasional.
Éste método me ha sido práctico y útil, pero no es verdad absoluta. Nada en lo relacionado a Liber Al es verdad absoluta, pero eso también califica para aquellos que desearían censurarlo.
Sebastian Ohem 93 93/93
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