Los fieles a los cultos ctónicos buscan un "regreso a la tierra", no muy desemejante a los cultos ecologistas contemporáneos. Cuando sucede este regreso a las raíces lo que hay es homogeneidad, una forma de despersonalización donde se busca el sustrato de la persona que sea lo común a todos los individuos de la comunidad. Lo que es común a todos los miembros y es, hasta cierto punto, el substrato, es lo más bajo. Efectivamente, no todos alcanzamos grandes alturas o tenemos las mismas aptitudes para las mismas cosas, por lo que compartimos en común no es la maestría en la música, o el conocimiento de la técnica, sino los instintos más primitivos.
Ésta clase de cultos fácilmente se denigran al salvajismo. No es de sorprendernos que fueran estos cultos los que practicaban sacrificios humanos. Bajo esta óptica los individuos no existen, únicamente la tierra, el sustrato, lo más bajo. Detrás de toda la estética femenina de las vírgenes hermosas y cariñosas, o incluso maternales, se esconde la perversión de la sub-personalización.
La identificación entre la madre y la tierra deviene necesariamente en la idea del sujeto como semilla. Cada persona es una semilla en la tierra. Las semillas son idénticas entre sí. Éstos cultos lo que buscan es que todos seamos iguales, pero igual de bajos, que nunca florezcamos, sino que permanezcamos como bebés en el útero de la virginal madre.
El culto católico de la virgen empezó siendo un culto ctónico y aún conserva muchísimas de sus características. Se ha intentado reivindicar al llamarla "reina del cielo", pero ésta es una reina que es nuestra madre y nos convierte, mediante la devoción hacia ella, en bebés que dependen de su vientre. Por más que se le llame la reina del cielo el culto a las vírgenes siempre será ctónico, pues necesariamente se hace alusión, al concebirla como virginal, al útero y a su vez al interior de la tierra.
La verdadera reina del cielo es Nuit. La diosa de infinitas estrellas. Únicamente en un culto estelar, es decir, a las estrellas, es cómo podemos entender el concepto de una reina del cielo. Siendo thelema un culto solar (donde el adepto se identifica con el sol, o con una estrella) se hace obvio porqué Nuit/Babalon nos llama como un amante llama a su amor.
Sebastian Ohem 93 93/93
2 comentarios:
Muy esclarecedora ésta reflexión. Cuánta sabiduría descubro a diario en Thelema!!!
Cuán esclareceddor ha sido éste comentario respecto de las vírgenes.
Día a día, descubro más y más sabiduría en Thelema.
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