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thelema en español: El Estado no debería entrometerse en educación

viernes, 7 de noviembre de 2008

El Estado no debería entrometerse en educación

La educación es necesaria, no solamente para trabajar en algún oficio, sino para cultivarse, desarrollarse y crecer. No existe experiencia más importante para fomar a un individuo que su educación. ¿En qué radica esta experiencia exactamente? No es únicamente una colección de saberes téoricos, existe también un desarrollo en cuestiones sociales, lúdicas y de carácter. La educación es un proceso complejo que involucra todas las áreas del ser humano.

La educación moderna, sin embargo es un fracaso rotundo. En gran parte porque no es educación, sino trabajo. Un trabajo en el cual tienes que llegar a las siete de la mañana, sentarte en un solo lugar y no moverte. Tienes prohibido entablar conversación con tus compañeros, únicamente el maestro, o la maestra, merece tu atención. Ella dicta y tu escribes todo en tus cuadernos. Cargas con tus herramientas de trabajo en una mochila que pesa más que tu. La maestra tiene que dejarte tarea para que sigas trabajando igual de duro durante la tarde. Incluso tienen horario específico para que salgas al patio y convivas con tus compañeros.

Semejante rutina y disciplina únicamente la encuentras en fábricas. Al menos las fábricas te pagan. Es peor que una fábrica pues al trabajador de fábrica no le dejan tarea para arruinarle su tiempo libre. Es aún peor porque el obrero de fábrica no carga con la maquinaria en una mochila, únicamente los albañiles (algunos) y los educandos cargan con las herramientas de su trabajo, y peor aún, el educando las tiene que pagar.

Es una ironía cruel que, mediante retórica de lo más humanista, hayan impedido que menores de edad laboren por salarios miserables, pero los han obligado a laborar por ningún salario. Gran parte de los educandos de nivel secundaria se educarían mejor si se les dejase trabajar y ganar su propio dinero. Tendrían la misma formación de carácter, tendrían autoestima por su esfuerzo recompensado y tendrían muchas menos preocupaciones. Es ilegal, sin embargo, que un menor de edad, aún de su propia volición decida trabajar.

¿Qué enseñan en primaria? Seis años seguidos de la misma información. Benito Juarez nació virginalmente de una mazorca y nos dio las leyes. El padre Hidalgo gritó en un campanario sosteniendo un estandarte de la virgen. La abejita es un insecto polinizador. Las partes de la flor que, aún después de tantos años de estudio, ya ni las recuerdo, y lo que es peor, en mi vida he necesitado saberlo con urgencia tal que no hubiera podido asistirme con un diccionario. Mi incongruencia favorita es, sin duda alguna, la flauta. Todo niño mexicano tocó la flauta por seis años. Cada año había que comprar una nueva porque no duran nada en las manos de un niño. Cada año había un recital o algo así. En la vida he vuelto a tocar ese instrumento, y dudo de sobremanera que nos haya cultivado, de forma alguna, una apreciación estética profunda.

El mundo moderno conoce poco de vocaciones, en el sentido original de la palabra, de "llamados", y conoce demasiado de trabajo. El trabajo es, para la mente moderna, una condición metafísica que, pareciera por el amor que el profesa, nos redime de toda falta. La escuela es trabajo, y es un trabajo inútil y detestable.

La peor ironía de todas es que siempre piden, en la labor que sea, experiencia de trabajo. Sin embargo, todo mexicano que haya curzado toda la escuela y hasta cuatro años de universidad, ha laborado ininterrumpida por 16 años seguidos. De los cuales, por supuesto, únicamente cuentan los de universidad, y en menor medida, la preparatoria.

El Estado se ha tomado como encargo espiritual el hacerse cargo de la educación. Esto en todos los países. Este encargo proviene de las épocas dictatoriales de la revolución francesa. En aquella época toda clase de monstruosidades quedaba excusada por el bien común.

La educación mexicana a cargo del Estado ha sido un desastre. Lejos de admitir el problema seguimos con las fantasías, patrocinadas por los sindicatos totalitarios, de que la educación es un proceso que empieza desde abajo y después de nivelar a todos los niños de la nación, seguimos hacia arriba, de esta forma hay una igualdad que nos conducirá al mundo mágico de Aztlan donde los ríos fluyen con miel.

Este mito es completamente falso. De ser cierto que la terrible condición de la educación estatal se debe a que es parte de un proceso de nivelación y posterior superación, entonces deberíamos ser capaces de reconocer, a lo largo de tantos años de escolaridad bajo el Estado, un cierto progreso. La lamentable realidad es que a la generación de nuestros padres les tocó una mejor educación que a nosotros, y nuestros hijos tendrán algo incluso peor. De ser eso posible, que es otra cuestión.


Sebastian Ohem 93 93/93

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