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thelema en español: ¿Qué es filosofía?

viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Qué es filosofía?

Martin Heidegger redactó un libro en el que se contiene su cátedra de un curso de filosofía. El libro se llama "conceptos fundamentales de la metafísica". Sorprendemente se trata de un libro de fácil lectura. No es, ni por mucho, de la complejidad de "ser y tiempo", en el sentido que no es tan oscuro y de difícil lectura. "Los conceptos fundamentales de la metafísica" inicia desde cero, no se necesita ser un sabio, ni un experto en Heidegger, ni siquiera se necesita ser experto en filosofía, con saber un poquito basta.

El libro es atractivo por dos razones, en primer lugar porque podemos leer el rostro humano de Heidegger. Su acercamiento es desde la vida cotidiana y el sentido común. Habla (escribe) como un catedrático a su alumnado, pero sin ser pesado, sino todo lo contrario, es ligero, explica claramente las cosas y no evoca docenas de referencias bibliográficas.

La segunda razón por la cual es atractivo se debe al modo en que aborda el problema. El principal problema es "yo tengo asignado el curso de metafísica, pero ¿qué es metafísica? y si vamos a eso ¿qué es filosofía?". Su argumentación es clara y es fácil llevarla a lo largo de los apartados. Tiene docenas de apartados en el índice, de argumento por argumento, de modo que se puede recuperar la lectura, o se puede leer otro apartado sin tener que haber leído todo el libro (aunque, claro está, no es recomendable).

Su modo de enfocar la filosofía tiene esa extraña cualidad de la sabiduría, por un lado argumenta desde el sentido común y escribe cosas que a todo estudiante de filosofía se le ha ocurrido, pero por el otro lado lo dice de una manera tan peculiar que, aún cuando ya se había presentado a la mente, empieza a germinar finalmente.

La filosofía, desde Platón, se concebido como una ciencia. Una ciencia exacta. Se trata de una disciplina emparentada incluso con la matemática. Tanto Platón como Descartes insistían en que la matemática es necesaria para la filosofía. Platón, sabemos hasta la saciedad, insistía en que sus alumnos debían ser conocedores de la matemática. Descartes intentó siempre darle a la filosofía el rigor de la matemática. Siempre se ha deseado que la filosofía sea ciencia absoluta, y sin embargo en menos de una generación se derrumban los grandes sistemas. Únicamente el Hombre es capaz de cargar una pesada piedra, cual Sísifo, hasta la punta de una colina únicamente para verla rodar hasta abajo.

Pero, ¿qué clase de conocimiento es el matemático? El conocimiento matemático es el conocimiento estéril y menos vinculante de todos, es formal y sus contenidos son vacíos.

¿Qué sentido tiene que propongamos al conocimiento que por antonomasia no es vinculante, y que en cuanto a su contenido es el más vacío, como criterio para el conocimiento más vinculante y en sí mismo más pleno?

No tiene sentido, entonces, que adoptemos el rigor matemático para la filosofía, pues ésta busca un saber vinculante y pleno, no un formalismo carente de contenido. Esto, claro está, si la filosofía desea buscar el ser y no quedarse en la especulación de modos de ver el mundo, los cuales siempre resultan una cuestión casi solipsista.

La filosofía, defendemos comúnmente, si no es de rigor matemático, al menos sí es un conjunto de proposiciones demostrables. Heidegger tiene nuevamente una interesante mirada a esta pretensión. ¿Qué pasaría si lo demostrable resulta ser, en realidad, lo más superficial y lo menos importante?

Se ha demostrado, o pretendido demostrar, toda clase de cosas en la filosofía occidental. Se ha demostrado desde el realismo extremo hasta el idealismo extremo, y la filosofía sigue. Ídolos van e ídolos vienen. La filosofía sigue como sin darse cuenta.

En el fondo la filosofía es equívoca. Es decir, es difícil precisar qué es la filosofía exactamente. No la podemos precisar matemáticamente y toda demostración resulta sospechosa. Esta equivocidad o relatividad no se afirma absolutamente, sino relativamente. Esto queda dicho por aquello del viejo sofisma "si dices que no es posible la verdad absoluta entonces ésta es una verdad absoluta". Este principio de no contradicción debería ser demostrado, y sin embargo siempre se escabulle la cuestión, como la clásica "todo lo que se mueve se mueve por otro, ergo dios que no es movido por otro... aún cuando esta última afirmación refute la incial, pues entonces sí hay algo que no se mueve por otro".

Esta inseguridad, o equivocidad, de la filosofía se debe a que la verdad de la filosofía es la verdad de la existencia. Su conocimiento es, por tanto, el más pleno y vinculante, y a su vez el más inseguro, pues si hay algo en lo que corramos riesgo de equivocarnos es en nuestra propia existencia.


Sebastian Ohem 93 93/93

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