[THELEMA EN ESPAÑOL]

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thelema en español: Thelema el Yo y la Voluntad Verdadera

lunes, 24 de noviembre de 2008

Thelema el Yo y la Voluntad Verdadera

En la práctica thelémica se juega mucho con la idea de analizar cada parte de nuestra persona, ver qué tanto estamos influidos por el ambiente en el que vivimos, nuestra familia, cultura, etc. La imagen es como la de una cebolla, a la cual se le van quitando capas hasta encontrar un centro. Este centro es la verdadera voluntad.

Pero hay un problema con esto, y uno grave, que debe ser considerado.

Buscamos el Yo. Esto es particularmente cierto en el mago, el mago muchas veces es definido como aquel que busca su Yo. ¿Qué está buscando? O dicho de otra manera, ¿qué queremos decir por "Yo"?

En Occidente, desde Sócrates incluso, se concibe que el Yo es aquello que permanece o subyace a los distintos cambios. El sentido común nos lo dicta, cuando decimos "no soy como cuando tenía cinco años, y sin embargo soy Sebastián", o cuando decimos "pese a todo yo sigo siendo el mismo". Hay algo que subyace a los distintos cambios y evoluciones, ese algo que va cambiando poco a poco, pues no somos idénticos a cuando éramos niños, pero que sigue siendo "en lo esencial" la misma persona. ¿Qué es "en lo esencial"?

El thelemita muchas veces dice, ¿eso que permanece a los distintos cambios y evoluciones es el camino, su dharma, su voluntad verdadera? Sin embargo hay un grave problema con esto, si lo que subyace es la voluntad ¿qué es la voluntad si no cambio?

El problema se agrava cuando pensamos que si lo que permanece es lo que cambia, entonces nada permanece. Decimos que debajo de ese cambio constante hay algo que, como un coche que guía a los caballos, dirige el devenir de la Voluntad. Sin embargo esto es contrario a Thelema, pues si algo está por encima de la voluntad entonces la Ley ya no es Thelema, Voluntad, sino que es aquello que la dirija.

Curiosamente, mientras más buscamos las afinidades de nuestro Yo, más egocéntricos nos volvemos. La palabra misma lo dice ego-céntrico, todo está alrededor de nuestro ego, todo lo pensamos en términos "yo soy buena persona, yo quiero esto, yo soy thelemita, yo soy mago, yo hago yoga, yo leo libros, yo busco mi yo, yo, yo, yo". Mientras más intentamos hacer de nuestro Yo algo concreto que podamos analizar, más ego-céntricos nos hacemos, y seguimos sin encontrar ese Yo que tanto buscábamos.

La respuesta está en la Voluntad verdadera. En la imagen de la cebolla el centro debajo de tantas capas es la voluntad verdadera. ¿Cómo experimentamos esa voluntad cuando alcanzamos a vivirla, siquiera por breves momentos? No puedo hablar por todos, pues únicamente cuento con mi experiencia personal y lo que he escuchado a otros decir de sus propias experiencias, pero por lo que he vivido la experiencia de la voluntad verdadera es una experiencia donde simplemente hago las cosas. En la Voluntad verdadera hay una concentración relajada, como cuando hacemos alguna manualidad de manera tan mecánica que podemos estar pensando en cualquier otra cosa mientras realizamos tareas complejas.

En esta vivencia sucede algo curioso, nos pasa como al cienpies. La historia del cienpiés es como sigue: caminaba el cienpies con su complejo andar cuando alguien le pregunta ¿cómo haces para mover cada patita a tiempo para que la siguiente pueda levantarse sin problemas? Y el cienpies trata de explicar y se da cuenta que no puede, y que al hacerse conciente de lo que hace es ahora incapaz de continuar haciéndolo.

En la vivencia de la Voluntad verdadera hay un abandono, pero ¿qué se abandona? Se abandona todo pensamiento ego-céntrico (de nuevo, no con el sentido de ególatra, como aquel que menosprecia a otros y tiene una idea demasiado vanidosa de si mismo, sino como el estado en el que todo lo que existe está relacionado al Yo), no pensamos "yo hago esto por esta u otra razón", o "yo quiero hacer esto", simplemente sucede. La Voluntad tiene esa connotación del ahora inmediato que es tan difícil de comunicar a quien no lo ha vivido. Esta inmediatez no conoce conceptualización, es tan inmediato que incluso cuando pasan pensamientos por la cabeza no lo concebimos como "yo estoy teniendo tales o cuales pensamientos", sino que estos pensamientos se dan, de modo análogo a como la lluvia se da sin que tengamos que ver en eso. En la Voluntad verdadera hay pues, abandono del Yo e inmediatez. Sin embargo, esto parece contradictorio.

¿Si al realizar, o mejor dicho, al manifestarse la Voluntad Verdadera hay un abandono del Yo, cómo podemos entonces encontrar al Yo si le abandonamos?

Debemos dejar de pensar en términos del yo como una cosa y aceptar al yo como cambio constante. El thelemita, luego de mucho tiempo de irle quitando capas a la cebolla, se dará cuenta que el centro está hueco. Éste es el gran secreto de thelema, en la búsqueda desesperada por el Yo nos damos cuenta que no hay Yo, solo el ahora inmediato que para vivirlo hay que dejar de creer dogmáticamente en la permanencia del Yo.

Por eso es tan importante el Yoga, pues en la meditación vamos venciendo nuestro dogma del Yo como una cosa que rige a la voluntad, y nos vamos dando cuenta que el Yo es una ficción, creada por comodidad. Es una arbitrariedad que podemos usar, pero no debe usarnos.

Incluso cuando sabemos que el Yo es una ficción, que es una creencia. Cuando sabemos que la Voluntad es inmediata, abierta a cada momento de nuestras vidas para que podamos sumergirnos en ella, abandonarnos en ella, ¿cuántos de nosotros puede hacerlo?, ¿cuánto tiempo nos dura antes de que volvamos a nuestro ego-centrismo de relacionar la vida como "mi vida", los sentimientos como "mis sentimientos", los pensamientos como "mis pensamientos", etc.?

El abandonarnos al devenir inmediato es derramar nuestra sangre en la copa de Babalon, dejar ser es ese desangrarse, dejar salir nuestro yo para que se deshaga y se consuma en la mujer escarlata que monta sobre la Bestia (¿qué mejor símbolo para Voluntad, para lo móvil, que la gran Bestia?).

La magia, ese causar cambios en conformidad con la Voluntad es más potente conforme más vivamos la Voluntad Verdadera. Cruzar el abismo, ser de los pocos santos que verdaderamente vierten todo su ego-centrismo en la copa de Babalon, ¿cuántos de nosotros podrán hacerlo?

Por cierto, magia es causar cambios en conformidad con la Voluntad, y no es "en conformidad con mi voluntad", es una sutileza, quizás, pero si concebimos que la voluntad está al servicio del Yo perdemos de vista que el Yo es un dogma y es lo único que nos detiene de reunirnos con nuestra amada Babalon.

Sebastian Ohem 93 93/93

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