Trataré de argumentar mi respuesta. Muchas personas que, como yo, creen que la igualdad es una cuestión jurídica, es decir, que la igualdad es "igualdad ante la ley" y nada más, y que creen que las personas son diferentes entre sí y que hay grados de evolución del espíritu, entre el primate y el Homo sapiens son tratados como fascistas. Existe un fenómeno muy curioso, donde hay muchísimos fascistas que votan por libertarios. Si el fascismo es un Estado totalitario donde se niega la igualdad jurídica y política, ¿porqué hay tantos fascistas con pensamiento libertario? Dicho de otro modo, ¿qué lleva a las personas que no creen en la igualdad a luchar por un futuro donde haya igualdad?
Hay libertarios que creen que todos los humanos, desde el primate que viola a sus hijas por diversión hasta el erudito honrado, son absolutamente iguales, que poseen la misma "dignidad". Otros libertarios, como yo, somos libertarios precisamente por la razón contraria.
Soy libertario porque detesto la idea de ser gobernado por un primate autoritario. Precisamente porque creo que hay personas que a duras penas se les puede considerar personas, siendo más bien borregos o vegetales (pues repiten ciclos interminablemente), no quiero estar bajo sus órdenes. Es injusto que los primates cuenten más que los demás. Es injusto que si la mayoría de la población vota por anular ciertos derechos de todos, entonces hay que acatarlo y permitir que nuestros derechos sean considerados privilegios de un Estado bondadoso. Los ejemplos más comunes son el de la privacidad y la propiedad privada, el primero en la lucha contra el crimen, el segundo prohibiendo por ejemplo fumar aunque el dueño quiera lo opuesto, o incluso drogándote en tu casa sin molestar a nadie.
No quiero que gobiernen primates, pero tampoco quiero poner a cierto grupo de personas en el poder, pues seguramente se tornarán primates embriagados por el poder. Ese es el error del fascismo, empiezan por recuperar tradiciones europeas, siguen por recobrar el espíritu clásico, después pasan por odiar a todos los que son diferentes y finalmente terminan por querer poner a una cierta raza o condición en el poder para "protegerse" eliminando a los demás. Únicamente puedo estar de acuerdo con recuperar el espíritu clásico, pero no con el odio y menos con la barbarie. El fascismo se contradice por si mismo, empieza por el espíritu y termina por la barbarie.
No quiero que los primates tengan más derechos que yo, ni quiero que una clase, sea por raza, credo o lo que sea, tenga más derechos que los demás. Es decir, que nadie tenga más derechos, pero que todos tengamos derechos. El equilibrio perfecto.
Esa es mi argumentación por la que soy libertario porque no concedo que todos seamos iguales y tengamos la misma "dignidad".
Sebastian Ohem 93 93/93
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