Desde el siglo XIX se dio un rescate, dentro de la comunidad mágica, del principio mágico de la serpiente. El argumento era sencillo, por siglos la serpiente había sido temida, pues es un principio espiritual poderoso y peligroso. Así como creamos grandes leyendas de horror sobre drogas y enfermedades para asustar a los más jóvenes a que se comporten racionalmente, así hicieron los magos medievales con el principio de la serpiente.
¿Qué es este principio? La serpiente es telúrica, es el movimiento de la Tierra y los ciclos de la materia, es la inmortalidad de la Naturaleza que radica en su propia muerte y renovación constante, es la astucia del sentido práctico, es el poder sexual, es pasión, la serpiente es, en suma, todas las delicias y poderes que el mundo tiene que ofrecer. Sin duda es un gran poder y conlleva una gran responsabilidad. Muchos se han perdido en las visiones poderosas de este seductor principio.
Este rescate ha sido una muestra de madurez y sensatez por parte de las órdenes esotéricas. Sin embargo, como siempre en la Historia, cuando se reinterpreta un elemento que ha sido desterrado y oprimido se le sobrevalora. Efecto del péndulo.
El principio de la serpiente es necesario para el iniciado, sin embargo no es el único principio. Cuando el mago considera que únicamente la serpiente es digna de su Voluntad entonces comete una gran falta. La serpiente es el mundo de la materia y éste no debe ser olvidado ni renegado, pero a su vez no podemos cometer el error de creer que únicamente existe la materia.
Esta línea de pensamiento únicamente lleva a la humillación de la igualdad, a la abolición de la esperanza y la afirmación del destino o eterno retorno de lo idéntico (donde todo es en vano y nada vale la pena hacer) y al olvido de lo espiritual, el olvido del ser y al olvido, más importante, de la Ley de Thelema.
Parece que nos hemos olvidado del otro principio, la paloma. La serpiente es astucia, y la astucia es imitación de la sabiduría, mientras que la paloma es sabiduría. La serpiente es la tierra, y debajo de la tierra todo es igual y ninguna individualidad es posible, mientras que la paloma es el aire. La serpiente está atada a una sola dimensión, a lo horizontal, mientras que la paloma es libre de andar por donde quiera. La serpiente es la finitud de la materia, la paloma es la infinitud del espíritu. La serpiente es la individualidad pasajera, la paloma es la individuación trascendental. La serpiente es la inmortalidad en el cambio, la paloma es la inmortalidad en la estabilidad. La serpiente es el poderoso deseo, la paloma es el paciente dejar-ser. La serpiente controla al enroscarse en las cosas y dominarlas, la paloma deja que todo sea libre y es así jefa de todo.
En el Libro de la Ley queda claro que podemos elegir cualquiera de los dos amores (uniones) la serpiente o la paloma. Ninguno de los dos es malo, prohibido o tabú. Cada una tiene lo suyo. Ambas pueden coexistir. De ahí la amoralidad de Thelema, no en que todo sea permitido, sino en que cada individuo puede actuar según cualquiera de los dos principios (y esto es anterior al acto moral).
No olvidemos los dos principios, pues quien confunde estas runas comete un gran error.
Sebastian Ohem 93 93/93
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