La Ley de Thelema, Hacer tu Voluntad, es malentendida constantemente. Muchos thelemitas incluso creen que es una ley que sirve de excusa para hacer lo que quieran. Si bien es cierto que la Ley de Thelema es una ley extramoral, no niega apriori ningún acto, también es cierto que el Libro de la Ley ofrece claras indicaciones sobre esta ley, o mejor dicho, sobre cómo se debe cumplir la Ley.
Leemos que el acto libre de la lujuria del resultado es el acto perfecto, es aquel sobre el cual no opera causa alguna, sino que es ella misma causa primera. Leemos que los dioses no pueden estar en un perro, sino que los reyes son nuestros hermanos. Los reyes pueden elegir su vestimenta, aunque el pobre no pueda esconder su miseria. Leemos que si es un rey "tú no puedes dañarle". Nuit nos dice que su signo es la conciencia de la continuidad de la existencia. Y aún hay muchísimas otras citas posibles.
La Voluntad no es el Yo cotidiano, el que cambia constantemente y pasa de un capricho a otro, de un entretenimiento a otro. Encontrarse y entretenerse son muy distintos. La Voluntad es el principio anterior al capricho, permanece escondida casi toda nuestra vida, es un átomo pequeño cubierto de capas de cotidianeidad.
Es cierto que, existiendo debajo de tantas pulsiones psíquicas el thelemita debe ser franco consigo mismo y examinar su psicología, eliminando las partes que le son ajenas o conflictivas. No por ello debemos caer en la tentación del psicologismo, pues nunca encontramos nuestra Voluntad mediante el psicoanalisis o el análisis de Jung, el Libro de la Ley nos dice incluso cómo encontrarla, o mejor dicho, como manifestarla. Sin lujuria por el resultado, evitando el interpretar las cosas, dejando que las cosas sean. Todo esto es opuesto al enfoque cientificista de la psicología. El thelemita debe aprender a guardar silencio (Hoor par Krat es el dios del silencio y sin él no habría Heru ra Ha) y actuar sin actuar, es decir, actuar sin desear el resultado, sin las ansias o expectativas. Actuar sin ser empujado, sino ser causa primera.
Seguir nuestra órbita, que cada estrella posee, es un ejercicio en wu wei, hemos de ser pasajeros como el agua, pacientes, disciplinados, con paz interior y tranquilidad. No podemos transitar nuestra órbita, hacer nuestra Voluntad, si deseamos hacerla, si nos esforzamos y ansiamos ser de cierta forma, sino cuando dejamos de querer ser y simplemente somos.
¿Cuántos de nosotros cumple la Ley?, e incluso cuando lo hacemos ¿podemos decir que lo hacemos constantemente o la cumplimos en ocasiones y después la perdemos?
La libertad está al alcance de nuestras manos, pero para ser libres hay que dejar de ansiarla, debemos silenciar la mente y simplemente ser. La dificultad de la Ley estriba en que siempre queremos vernos como algo, vernos como el thelemita, como el mago, como el sabio, tenemos que aprender a dejar de interpretarnos y sobre-racionalizar las cosas y simplemente dejar que las cosas sean.
Muchos los llamados y pocos los elegidos.
93 93/93
Sebastian Ohem 93 93/93
4 comentarios:
Fuerza con este espacio.La mejor onda!!
Felicito a todos los que están detrás de esté proyecto! !!
Muchisimas gracias por exponer este tema y por el tiempo dedicado .
Saludos desde Puebla ,Mexico.
Hola amigo....si eres de Puebla espero poderte contactarte .
Saludos desde la Capu
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